Denuncias de Fidel sobre la guerra contra Irán y Corea del Norte
Entre el 2 de junio pasado y el 5 de julio, Fidel Castro publicó ocho Reflexiones en Cuba Debate, Granma y demás publicaciones cubanas. Las mismas fueron comentadas y en parte publicadas en diarios y revistas de todo el mundo, Argentina incluida.
¿Cuál es el tema que desvela al comandante en jefe para dedicarle tanto interés? Nada más y nada menos que los planes del imperialismo yanqui para agredir militarmente a Corea del Norte e Irán.
En cuanto a las secuencias de esa agresión, la República Democrática Popular de Corea pareció el primer blanco. Washington y Corea del Sur montaron en marzo una provocación gravísima: imputaron a la RPDC haber hundido una fragata surcoreana, Cheonan, matando a 46 tripulantes.
Fidel, como el gobierno chino de Hu Jintao, dio crédito al presidente norcoreano, Kim Jong il, en su total desmentida de que tuviera algo que ver con ese hundimiento. La hipótesis más firme, luego de investigaciones periodísticas, es que el Cheonan fue hundido por los norteamericanos para acusar a Corea socialista y de paso lograr –metiendo miedo- que Japón le siguiera arrendando la base militar de Okinawa.
Por otro lado, en junio arreció la campaña norteamericana contra Irán, al que acusa de querer fabricar armas atómicas bajo el paraguas de su programa de investigación del uso pacífico de la energía nuclear. Hasta ahora Teherán abrió sus plantas con reactores a las visitas de la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica). Brasil y Turquía firmaron con Irán un acuerdo razonable para que terceros países enriquezcan el uranio iraní.
Pese a todo eso el país persa fue sancionado injustamente, en tres oportunidades, por el Consejo de Seguridad. El 9 de junio hubo una cuarta sanción, que además de imponer prohibiciones comerciales y financieras a dirigentes y empresas iraníes, dispuso inspeccionar barcos iraníes con la excusa de que podrían estar transportando material nuclear o armas.
Fidel Castro alertó entonces que sobre la gran concentración de barcos norteamericanos en el Golfo Pérsico y Estrecho de Ormuz, entre ellos el portaaviones “USS Harry Truman”, submarinos atómicos, etc, acompañados de barcos israelitas. Es conocida la intención de Israel de bombardear a Irán; venía de antes pero ahora es mayor con el gobierno de Netanyahu.
El dirigente cubano planteó que los norteamericanos e israelitas van a inspeccionar las naves de Irán y que éste no lo permitirá, lo que degenerará en choques militares. Volarán misiles de ambos lados e incluso los agresores emplearán armas nucleares, contra Irán y Corea del Norte, lo que extenderá la guerra a otras regiones.
En el cierre de su última nota (4/7), el autor escribió que a los pueblos del mundo “no nos queda otra alternativa que enfrentar las consecuencias de la catastrófica guerra nuclear que en brevísimo tiempo estallará. Desdichadamente no tengo nada que rectificar y me responsabilizo plenamente con lo escrito en las últimas Reflexiones”.
Con esta última parte de sus pronósticos no estamos de acuerdo, dicho esto con la extraordinaria valoración y respeto que tenemos por Fidel Castro.
Sí nos parece perfecta su alerta antiguerra, así como su señalamiento de que el motor de esa agresión es el eje EE UU-Israel. Esa es una gran contribución suya a la humanidad, que abre los ojos ante tamaño peligro.
Pero el estadista cubano predijo que la agresión se iniciaría en Corea y luego cambió por Irán. Predijo que la guerra comenzaría con los cuartos de final de fútbol en Sudáfrica y eso no ocurrió.
Hay tres factores que quizás se deberían tomar más en cuenta:
-¿Puede Obama abrir un tercer frente de guerra simultánea contra Irán y un cuarto contra Corea cuando al mismo tiempo EE UU viene mal en la guerra contra Irak y sobre todo contra Afganistán? ¿No necesitará un tiempo más para poder hacerlo? ¿Lo aceptará ya su frente interno y sus aliados europeos?
-Una guerra nuclear que estallaría en “brevísimo tiempo”, ¿tendrá a China y Rusia como meros testigos sin capacidad de intervenir? ¿Será así cuando Irán importa a esos dos países y Corea está a las puertas de China?
-Una guerra de tamañas dimensiones, teniendo el antecedente de la II Guerra Mundial, ¿no necesitará antes de un fenómeno de fascistización en gran escala de la potencia que la desencadena? Netanyahu es eso. ¿Pero los imperialistas Obama y el Partido Demócrata ya son una suerte de Hitler?
-Aún si el vaticinio de Fidel fuera acertado y la guerra se iniciara antes del 11 de julio venidero, día de la final en Sudáfrica ¿no habría que tener más confianza en la movilización de los pueblos del mundo contra la guerra? Alguna vez Mao Tsé tung sostuvo: “o la revolución impide la guerra o la guerra hace estallar la revolución”. Si fuera cierto que la revolución no alcanza a impedir el inicio de la guerra, entonces habría que hacer todo lo posible para que la odiada guerra sea un factor que estimule la revolución social.
Coincidimos con Fidel en que el peligro de guerra imperialista es real y mayor que antes. Modestamente no creemos que vaya a comenzar el 11 de julio de 2010. El riesgo debe servir para poner en marcha a los trabajadores y pueblos en la formación de un ancho movimiento en defensa de la paz mundial, en especial en defensa de Irán y Corea del Norte, enlazando a la causa de la paz con todas las reivindicaciones obreras y populares contra la crisis capitalista e imperialista.
SERGIO ORTIZ
07/07/2010
Secretario General del Partido de la Liberación (PL) de Argentina
Entre el 2 de junio pasado y el 5 de julio, Fidel Castro publicó ocho Reflexiones en Cuba Debate, Granma y demás publicaciones cubanas. Las mismas fueron comentadas y en parte publicadas en diarios y revistas de todo el mundo, Argentina incluida.
¿Cuál es el tema que desvela al comandante en jefe para dedicarle tanto interés? Nada más y nada menos que los planes del imperialismo yanqui para agredir militarmente a Corea del Norte e Irán.
En cuanto a las secuencias de esa agresión, la República Democrática Popular de Corea pareció el primer blanco. Washington y Corea del Sur montaron en marzo una provocación gravísima: imputaron a la RPDC haber hundido una fragata surcoreana, Cheonan, matando a 46 tripulantes.
Fidel, como el gobierno chino de Hu Jintao, dio crédito al presidente norcoreano, Kim Jong il, en su total desmentida de que tuviera algo que ver con ese hundimiento. La hipótesis más firme, luego de investigaciones periodísticas, es que el Cheonan fue hundido por los norteamericanos para acusar a Corea socialista y de paso lograr –metiendo miedo- que Japón le siguiera arrendando la base militar de Okinawa.
Por otro lado, en junio arreció la campaña norteamericana contra Irán, al que acusa de querer fabricar armas atómicas bajo el paraguas de su programa de investigación del uso pacífico de la energía nuclear. Hasta ahora Teherán abrió sus plantas con reactores a las visitas de la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica). Brasil y Turquía firmaron con Irán un acuerdo razonable para que terceros países enriquezcan el uranio iraní.
Pese a todo eso el país persa fue sancionado injustamente, en tres oportunidades, por el Consejo de Seguridad. El 9 de junio hubo una cuarta sanción, que además de imponer prohibiciones comerciales y financieras a dirigentes y empresas iraníes, dispuso inspeccionar barcos iraníes con la excusa de que podrían estar transportando material nuclear o armas.
Fidel Castro alertó entonces que sobre la gran concentración de barcos norteamericanos en el Golfo Pérsico y Estrecho de Ormuz, entre ellos el portaaviones “USS Harry Truman”, submarinos atómicos, etc, acompañados de barcos israelitas. Es conocida la intención de Israel de bombardear a Irán; venía de antes pero ahora es mayor con el gobierno de Netanyahu.
El dirigente cubano planteó que los norteamericanos e israelitas van a inspeccionar las naves de Irán y que éste no lo permitirá, lo que degenerará en choques militares. Volarán misiles de ambos lados e incluso los agresores emplearán armas nucleares, contra Irán y Corea del Norte, lo que extenderá la guerra a otras regiones.
En el cierre de su última nota (4/7), el autor escribió que a los pueblos del mundo “no nos queda otra alternativa que enfrentar las consecuencias de la catastrófica guerra nuclear que en brevísimo tiempo estallará. Desdichadamente no tengo nada que rectificar y me responsabilizo plenamente con lo escrito en las últimas Reflexiones”.
Con esta última parte de sus pronósticos no estamos de acuerdo, dicho esto con la extraordinaria valoración y respeto que tenemos por Fidel Castro.
Sí nos parece perfecta su alerta antiguerra, así como su señalamiento de que el motor de esa agresión es el eje EE UU-Israel. Esa es una gran contribución suya a la humanidad, que abre los ojos ante tamaño peligro.
Pero el estadista cubano predijo que la agresión se iniciaría en Corea y luego cambió por Irán. Predijo que la guerra comenzaría con los cuartos de final de fútbol en Sudáfrica y eso no ocurrió.
Hay tres factores que quizás se deberían tomar más en cuenta:
-¿Puede Obama abrir un tercer frente de guerra simultánea contra Irán y un cuarto contra Corea cuando al mismo tiempo EE UU viene mal en la guerra contra Irak y sobre todo contra Afganistán? ¿No necesitará un tiempo más para poder hacerlo? ¿Lo aceptará ya su frente interno y sus aliados europeos?
-Una guerra nuclear que estallaría en “brevísimo tiempo”, ¿tendrá a China y Rusia como meros testigos sin capacidad de intervenir? ¿Será así cuando Irán importa a esos dos países y Corea está a las puertas de China?
-Una guerra de tamañas dimensiones, teniendo el antecedente de la II Guerra Mundial, ¿no necesitará antes de un fenómeno de fascistización en gran escala de la potencia que la desencadena? Netanyahu es eso. ¿Pero los imperialistas Obama y el Partido Demócrata ya son una suerte de Hitler?
-Aún si el vaticinio de Fidel fuera acertado y la guerra se iniciara antes del 11 de julio venidero, día de la final en Sudáfrica ¿no habría que tener más confianza en la movilización de los pueblos del mundo contra la guerra? Alguna vez Mao Tsé tung sostuvo: “o la revolución impide la guerra o la guerra hace estallar la revolución”. Si fuera cierto que la revolución no alcanza a impedir el inicio de la guerra, entonces habría que hacer todo lo posible para que la odiada guerra sea un factor que estimule la revolución social.
Coincidimos con Fidel en que el peligro de guerra imperialista es real y mayor que antes. Modestamente no creemos que vaya a comenzar el 11 de julio de 2010. El riesgo debe servir para poner en marcha a los trabajadores y pueblos en la formación de un ancho movimiento en defensa de la paz mundial, en especial en defensa de Irán y Corea del Norte, enlazando a la causa de la paz con todas las reivindicaciones obreras y populares contra la crisis capitalista e imperialista.
SERGIO ORTIZ
07/07/2010
Secretario General del Partido de la Liberación (PL) de Argentina
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