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miércoles, 26 de agosto de 2009

¿Qué nos mueve? he ahí la médula de todo

Por Hasardevi

Sobre el engorroso asunto de "juanito" así, con minúsculas, como minúsculo eligió ser él. Este individuo no tiene ningún derecho a permanecer en un puesto que siempre supo no le correspondía. Juanito ha llegado a “creérsela”, está, para ponerlo en términos médicos: en "estado delirante". Así que, no se puede dejar en manos de un loco, obviando la ignorancia, un encargo político y administrativo de la envergadura que reviste la delegación Iztapalapa.

Rafael Acosta ha traicionado la confianza depositada en él por el presidente legítimo, por Clara Brugada y gente cercana a ella y a él, pero sobre todo, al pueblo resistente no sólo de Iztapalapa, sino de todas partes del país que de buena fe pensaron que él, un resistente "probado" en la acción, jamás haría a un lado la ética que lo impulsó todo este tiempo a participar en acciones de la RCP. Y a ese respecto por cierto, cabe aquí preguntarse ¿había realmente una ética en el impulso que guiaba a "Juanito"? ¿existía conciencia de los actos que realizaba? ¿en su corazón rebosaba el deseo de ser útil a la causa social cuando juró que entregaría el encargo a quien por derecho y trabajo le correspondía, o lo movían intereses personales en realidad? La respuesta es simple y llana.

El mal intencionado retorcimiento que hacen los medios de información lleva a los ignorantes o a los ingenuos a creer que de algún modo puede corresponder a este personaje, Juanito, el derecho de “gobernar” Iztapalapa, o a que éste condicione la entrega que desde un principio se comprometió a hacer del cargo: esta es una falacia que repetida miles de veces pretende pasar por verdad. No hay tal. Ningún derecho tiene Acosta a condicionar nada, mucho menos a pretender permanecer en un puesto para el que jamás fue ni preparado ni elegido, y él lo sabe, a menos que su delirio llegue al grado de esquizofrenia de estar convencido que así es.

Sí, hace daño a la imagen del movimiento todo este zafarrancho provocado por la ambición desproporcionada y el desubique de Juanito, pero no es algo que no pueda remontarse: apuesto doble contra sencillo que el señor se irá en cuanto la gente misma que votó por Clara, siendo él la “interpósita persona” se lo ordene, de frente a los medios también para que deje de pasearse como una víctima de las circunstancias este personaje de la satírica mexicana que tanto disfrutan los medios y gente que los sigue sin ejercer su derecho a actuar como seres pensantes. Un grito bien puesto de AMLO también serviría; pero si no, unos cuantos billetes arrojados a sus pies seguramente tendrían efecto. Juanito: qué vergüenza, pudiste ser un personaje entrañable y preferiste convertirte en un guiñapo, en un adefesio de los medios, en el cliché perfecto, pero aún estás a tiempo...
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